Homenaje a mi Padre “Que en paz descanse mi viejo”, Dr. Erasmo de Jesús Aguilar Díaz, dermatólogo, poeta y humanista (25 de nov. 1947 – 30 de oct. 2019)
Mi padre, el reconocido doctor, especialista dermatólogo, poeta y amigo.
Desde el día que falleció me dispuse a escribir al menos un texto para hacer homenaje, no solamente al doctor y poeta, si no, y principalmente al padre de cuatro.
Este pequeño articulo lo empecé a escribir un día antes del que sería su cumpleaños número setenta y tres, a veinte y cinco días de su fallecimiento.
Permítanme explicarles, que no tome un tiempo para iniciar a escribirlo solo porque si, simplemente estuve muy ocupado en mis labores diarias.
Dicho esto, les expreso que quería empezar a escribirlo desde un día que estuviese desahogado, para dedicarle el mayor tiempo posible y hacerlo con todo el respeto que se merece.
Mis experiencias con mi Padre
En mis experiencias, cada vez que salía con mi padre.
Al menos nos encontraban tres personas que le conocían, la verdad en muchos momentos, aunque era incomodo, daba la satisfacción de saber que era más conocido, apreciado y admirado que otras muchas personas de renombre.
Cabe destacar que, en el caso de mi padre, no era solo fama, sino que se había ganado el pedestal en el que lo tenían sus muchas amistades y pacientes.
Recuerdo cuando visitaba algún centro médico por algún padecimiento o enfermedad. Siempre al acompañarnos, se nos facilitaban muchísimo las cosas porque desde la entrada del lugar que fuese, se nos abrían las puertas con una facilidad impresionante.
En caso que no nos pudiese acompañar, bastaba con decir, “soy hijo del Dr. Erasmo Aguilar.”, inmediatamente quien lo escuchase se expresaba con alegría haciéndonos pasar como si fuéramos dueños del lugar, tratándonos de la mejor manera posible.
El poeta de conocimiento amplios
Como doctor era un especialista de una calidad inigualable, si no el más reconocido, uno de los más reconocidos y mejores desempeñando sus habilidades dermatológicas.
Como pasión tenía la poesía, había leído a muchísimos poetas clásicos.
Es una de las personas más cultas que he conocido en mi vida, sus conocimientos eran muy amplios, figurativamente hablando “Devoraba los libros”.
Según relata mi madre Argentina del Carmen Arriola Méndez, nunca le encontró algún error ortográfico a pesar que su letra no fuese la más hermosa, ¿cómo serla siendo medico?, creo que ninguno tiene una letra que facilite las cosas para sus pacientes, aunque es justificado ya que escriben muchas horas seguidas al día.
Amante de la pantalla grande
Mi padre ha visto un sin número de películas de entre los años 40’s a los 90’s.
Es importante destacar que entre esos años se realizaban los mejores guiones, el aseveraba este punto.
Su tipo de películas favoritas eran del lejano oeste, películas de vaqueros, recordaba a la perfección el nombre de cada uno de los actores principales y el papel que desempeñaban. Muchas veces le escuche mencionar algunos de los diálogos de estos personajes.
Memoria inigualable
Tenía una memoria inigualable.
Según muchos de sus aprendices, relatan con entusiasmo, que al momento de impartir sus clases, les exponía textualmente los párrafos completos de muchos libros de medicina, especificándoles: el número del párrafo de la página, número de página y otros detalles aparentemente irrelevantes.
Tenía tan buena memoria que recordaba hasta las comas que tienen los párrafos que enunciaba.
Conociéndome un poco
Con respecto a su relación con mi persona, debo decir que mi padre, fue una de las únicas personas que se dispuso a conocerme realmente a como soy. No completamente, pero si un poco de mi yo verdadero.
A pesar que discrepaba de algunos de mis razonamientos, como mi manera de ver las cosas en el mundo, sin embargo, a pesar de eso en ningún momento trato de imponerme ideas que no fuesen de acuerdo a las mías.
Despidiéndome
Sin duda alguna, un padre que, aunque no supo demostrar en todos los momentos su devoción y amor hacia la madre de sus hijos y sus hijos, siempre tuvo ese amor, a todos sus colegas, amigos, amistades, pacientes y demás personas con las que el interactuó de alguna manera, le admiraban por la manera de expresarse de su familia, la única familia que, a pesar de todo, intento darle el apoyo que merecía.
Sin más que decir, en homenaje a mi Padre exclamo: “Que en paz descanse mi viejo, tu familia no te olvidara nunca, siempre te amara, orando para que estés en el reino de los cielos, al cual en unos años te alcanzaremos para estar todos juntos”.
Carta de la estructura de la familia paterna en homenaje a mi padre