El día viernes 6 de marzo de 2020 en el transcurso de la segunda mitad de mis labores del día, uno de los trabajadores encontró una paloma tierna que se había caído de un árbol (Palomino).
La paloma estaba un poco golpeada, por lo que se mantuvo en reposo en una jardinera de la oficina en la que ejerzo mis labores. Al culminar estas, mi hija adoptiva (figurativamente), sugirió que nos la lleváramos para que no se la comieran los gatos.
Hecha esta sugerencia, atentos todos, algunos nos mofamos un poco diciendo hay te mando la foto cuando la haya freído.
Esta parte de cocinarla era obviamente una broma, no sabíamos lo que deparaba el futuro para la pobre paloma nombrada, Palomino Tallarin.
Pusimos a Palomino Tallarin en una caja que metimos en el vehículo de mi hermano, ya que me iría a dejar a donde vivo, pero, antes de esto pasamos por un super mercado comprando algunos ingredientes para cenar subways caseros, dirigiéndonos luego a donde vivo.
Llegando a casa.
Al llegar y bajar todo lo que debíamos bajar, también pensé, “es buena idea bajar a la palomita, por que la falta de oxigeno en el vehículo por tantas horas podría matarla“.
¿Recuerdan que en mi mofa sugería esta quedaría frita?
Así es, tal como lo lees, el calor estos días ha estado fatal. Al sacar la caja con la tierna palomita no estaba frita, aunque tu mente retorcida seguramente pensó que si quedaría así.
El inicio del réquiem.
Triste paloma que aunque no frita o asada, se acercaba su momento, ya que no soporto las vueltas y giros del vehículo y aparentemente se había torcido el cuello.
Al entrar a la casa, llevando la caja que contenía a la palomita, le decía a mi hermano “creo que se desnuco“.
A lo que el respondía que no, que seguramente estaba en una mala posición pero no desnucada. Sin embargo, esta si se había torcido el cuello.
Esto provocaba que cada minuto que pasaba se moviera con menos fuerzas y mayor lentitud y esfuerzo.
Al notar esto, intente evitar su muerte al alimentarla, poniendo agua en una tapa de una botella de agua purificada. Tome a la palomita con una mano y en la otra mano la tapa con agua. Sin embargo, sus últimos segundos de vidas cernidos en mis manos teñidos por los ánimos de mi espíritu de evitar su trágico final (Propio).
El réquiem había tocado su ultima tonada, dejando la satisfacción de un “Quizás murió más agusto sintiendo el calor emitido por mis manos y percibiendo mis esfuerzos de alimentarle con el vital liquido“.
Como un detalle interesante, percibí en su ultimo instante de vida, que su ojo derecho siendo el que tenia alcance visual a mi persona, se cristalizo como si inconmensurable mente un ultimo suspiro en forma de lagrima saliera de esta.
No se si lagrimas salen de todos los seres vivos o simplemente fue una percepción astral metafísica del descenso de Palomino Tallarin. Pero, fue agradable al menos el creer que en ese ultimo suspiro, esta sintió la paz, de no estar sola y si nadie que intentara salvarle.